Recién tuve una visión de pasado, la cocina de la mama de Pablo, el y yo yendo y viniendo de la cocina para poner la mesa y para acompañarla mientras ella cocinaba. Me acorde del calor de la cocina, de mi apetito desesperado por esos canelones y el te de después acompañado por el atardecer.
Tuve que llorar,
tuve que correr a pintar para sacarmelo del cuerpo
al pasado porque me quemaba.
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